MLS PSYCHOLOGY RESEARCH

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ISSN: 2603-5820

Como citar este artículo:

Gutiérrez, P. y Martín, J.L. (2021). Implicaciones de la autoestima y el autoconcepto en el bienestar psicológico de los adolescentes españoles. MLS Psychology Research 4 (2), 53-69. doi: 10.33000/mlspr.v4i2.668.

IMPLICACIONES DE LA AUTOESTIMA Y EL AUTOCONCEPTO EN EL BIENESTAR PSICOLÓGICO DE LOS ADOLESCENTES ESPAÑOLES

Paula Gutierrez Salmon
Universidad Europea del Atlántico (España)
paugutie93@gmail.com · https://orcid.org/0000-0003-2489-3491

,

Juan Luis Martín Ayala
Universidad Europea del Atlántico (España)
juan.martin@uneatlantico.es · https://orcid.org/0000-0002-7461-2857

Fecha de recepción: 16/06/2021 / Fecha de revisión: 11/10/2021 / Fecha de aceptación: 16/11/2021

Resumen: El autoconcepto se considera un elemento favorecedor del sentido de la propia identidad, constituyendo un marco de referencia desde el que interpretar la realidad externa y las experiencias que influyen en las expectativas de la persona, su rendimiento, así como salud y equilibrio psicológico. La autoestima es la suma de juicios que la persona genera de sí misma, incluyendo las dimensiones afectiva y evaluativa de la autoimagen que se basan en datos objetivos, y que constituyen aquello que una persona piensa sobre sí misma. Diferentes investigaciones recientes han revisado cuán importante es la autoestima y/o el autoconcepto en el bienestar psicológico. Hasta donde se sabe, esta es la primera contribución que se ha llevado a cabo para una revisión sistemática, donde se incluyen bases de datos clínicas y datos sobre el nivel de autoestima y/o autoconcepto comparándolo con el bienestar psicológico de los adolescentes. Se seleccionó 33 artículos de una amplia bibliografía potencialmente relevante dentro de los criterios a seguir y seleccionados para su análisis. Los estudios examinados sugieren que un bajo rendimiento escolar, la inactividad tanto física como psíquica y los estilos parentales negligentes correlacionan positivamente con una baja autoestima. Además, se aprecian diferencias en cuanto al género. Es por ello que, como estudios futuros, sería necesario incluir en los centros de estudios aspectos curriculares para contribuir a un buen desarrollo personal y así desembocar en un bienestar psicológico. 

Palabras clave: Psicología, Autoestima, Autoconcepto, Adolescentes.


IMPLICATIONS OF SELF-ESTEEM AND SELF-CONCEPT IN THE PSYCHOLOGICAL WELL.BEING OF SPANISH ADOLESCENTS

Abstract: Self-concept is defined as a favorable element of the sense of one's identity, constituting a frame of reference from which to interpret the external reality and the experiences that influence the expectations of the person, their performance, as well as health, motivation and psychological balance. And self-esteem as the sum of judgments that the person generates of himself, including the affective and evaluative dimensions of self-image that are based on objective data, and that constitute what a person thinks about himself. Different recent articles have reviewed how important is self-esteem and/or self-concept in psychological well-being. To the best of our knowledge, this is the first contribution that has been made for a systematic review based on the evidence that includes clinical databases and data on the level of self-esteem and/or self-concept compared to the psychological well-being of adolescents. 33 articles were selected that were potentially relevant within the criteria to be followed and selected for analysis. The studies examined suggest that poor school performance, both physical and psychological inactivity and negligent parental styles correlate positively with low self- esteem. In addition, there are differences in gender. That is why as future studies, it is necessary to include curricular aspects in the study centres to contribute to good personal development and thus lead to psychological well-being.

Keywords: Psychology, Self-esteem, Self-concept, Adolescents.


Introducción

El autoconcepto y la autoestima, son dos conceptos fuertemente relacionados entre sí a pesar de que se han considerado ambiguos y ampliamente discutidos dentro del ámbito de la psicología (Ortega, Mínguez y Rodes, 2000; Pepe, Moreno-Jiménez y Massota 2021). La investigación realizada sobre el autoconcepto determina que ha experimentado un punto de inflexión, desde mediados de los años setenta a partir de los trabajos de Shavelson et al (1976) y Marsh (1990) este término sufre un cambio en la forma de entenderlo, reemplazando una visión unidimensional por una concepción jerárquica y multidimensional. Vendría a ser el resultado de un conjunto de percepciones parciales del propio yo que se estructuran en una organización jerárquica formada por un conjunto de creencias que el individuo considera verdaderas respecto a sí mismo, las cuales, son el resultado de un proceso de análisis, valoración e integración de la información que recibe de su propia experiencia y la relación con los demás (González, Núñez, González y García, 1997). Es una perspectiva multidimensional porque se integran tanto aspectos descriptivos o cognitivos correspondientes a la autoimagen como los aspectos valorativos o afectivos que corresponden a la autoestima (Marsh y Craven, 2016; Álvarez, Herrera, Villalobos y Araya, 2019). Dentro del constructo se distinguen los componentes físicos, académico, personal y social. Con respecto al autoconcepto físico, este es medido mediante dos subescalas, la de habilidad física y deportiva y la apariencia física. El modelo de Fox (1988) lo divide en cuatro dimensiones; habilidad física, condición física, atractivo físico y fuerza. Este último modelo, sirve como referente para la construcción del Physical Self-Perception Profile (PSPP) de Fox y Corbin (1989), que supone uno de los instrumentos de mayor relevancia en los últimos años. Respecto a la dimensión de autoconcepto personal, este es utilizado para referirse a lo emocional y moral, haciendo referencia a la idea que cada persona tiene de sí misma en cuanto ser individual. Consta al menos de cuatro dimensiones, el afectivo-emocional, el ético-moral, el autoconcepto de la autonomía y el autoconcepto de la autorrealización. Este modelo teórico, ha servido de referencia para el diseño y elaboración de un Cuestionario de Autoconcepto Personal (APE). En cuanto a la estructura social, Parker y Smith (1983) publican el Self-Description Questionnaire I (SDQI) mediante esta escala se trabaja la relación con los iguales pretendiendo medir la autopercepción de la aceptación entre los pares. Por último, la dimensión académica, responde a la presunción de que no se puede entender la conducta escolar sin considerar las percepciones que el sujeto tiene de sí mismo y en particular, de su propia competencia académica (Goñi y Fernández, 2008). Siguiendo el modelo de Shavelson et al. (1976), el autoconcepto académico se subdivide en la percepción de la competencia que se tiene respecto a las diversas materias escolares. Para ello, se creó el instrumento de medida Academic Self Descripcion Questionnaire (ASDQ).

Por otro lado, la autoestima es uno de los conceptos más antiguos en psicología, siendo objeto de análisis por primera vez en 1890 por William James en su libro Principios de Psicología (Branden 2004). Años más tarde, Morris Rosenberg y colaboradores, comenzaron a referirse a las temáticas concernientes a la valoración autoconcepto y autoestima (Rosenberg, 1957, 1965, 1986; Rosenberg y Tielens, 1953; Rosenberg y Simmonds, 1972). Sin embargo, no es hasta la década de 1980 cuando el concepto es utilizado con mayor frecuencia en diferentes ámbitos como la publicidad, la educación y la política entre otros, entendiéndose como una variable que influye en el éxito personal (González, 1999). A pesar de su relevancia, existen dificultades a la hora de definirla debido a su fuerte asociación con variables como el autoconcepto, la autoeficacia o la autoimagen (Valentine, DuBois, y Cooper, 2004; Cascales y Prieto, 2018). Desde una perspectiva psicológica, se ha conceptualizado como una actitud respecto de sí mismo vinculado con la creencia personal de las propias habilidades, relaciones sociales y futuros logros (Hewit, 2002). De acuerdo a un análisis multidimensional, se determinó que la autoestima también cuenta con diferentes dimensiones, esta comprende cuatro; el área personal que hace referencia a la evaluación que realiza el individuo de sí mismo, su imagen corporal y capacidades, el segundo área es el académico que se relaciona con la evaluación que hace la persona de su desempeño en el ámbito escolar tomando en consideración su productividad y capacidad. El tercer área es el familiar, que es la evaluación que la persona efectúa de sus interacciones con los miembros de su grupo familiar. Por último, el área social que es la valoración que el individuo ejecuta con respecto a sus interacciones sociales (Coopersmith, 1967). Cubas, Marco, Monfort, Villarrasam, Pardo y García (2019) resaltan que la autoestima es el factor más influyente en las relaciones sociales sobre la base de un estudio realizado en preadolescentes y jóvenes.

Diferentes estudios muestran como ambos términos presentan un marcado carácter evolutivo que se propicia con variaciones de los mismos atendiendo a las necesidades específicas de cada individuo y es así como mediante las interacciones intersubjetivas y a lo largo del ciclo vital, se construye la imagen de uno mismo (Shun y Conde, 2009; Tabernero, Serrano y Mérida, 2017). Recobrando una mayor importancia en la adolescencia ya que es el periodo de tiempo en el que más cambios experimenta el individuo. A lo largo de este periodo algunas investigaciones coinciden en que se produce un descenso que tiende a recuperarse en los años posteriores en el caso de los hombres, ya que, en el caso de las mujeres, los niveles de autoestima suelen mantenerse bajos durante todo el ciclo (Álvarez et al., 2019; Parra et al., 2004; Savin- Williams y Demo, 1984). También se observa una tendencia similar en la autoeficacia, con un descenso significativo, sobretodo en aquellos estudios que evalúan la autoeficacia relativa a materiales escolares que puede atribuirse a los cambios que surgen tras el paso de la escuela primaria a la secundaria o al instituto (Bandura, 2006; Eccles, Wigfield y Schiefele, 1998; Urdan y Midgley, 2003). Algo diferente es la tendencia mostrada en el bienestar psicológico y la satisfacción vital, ya que parece ser una variable muy estable. (Huebner, 2004; Huebner et al., 2000).

Dependiendo de la experiencia vital y los estímulos percibidos, estos constructos generan en el individuo un bienestar o un malestar psicológico referido al desarrollo del potencial humano y al funcionamiento psicológico de la persona. Molina y Meléndez (2006) conciben el bienestar psicológico como una construcción personal enfocada en la capacidad del individuo para interactuar de manera armoniosa en las circunstancias de la vida. Ryff (1989) formuló un modelo multidimensional referido al bienestar psicológico que estaba compuesto por seis factores que incluyen la autoaceptación, el crecimiento personal, la creencia de que la vida tiene un propósito, el desarrollo y mantenimiento de relaciones de calidad con los otros, el dominio ambiental y un sentido de autodeterminación personal. Cada una de estas dimensiones señala los desafíos a los que se expone el individuo en sus constantes por funcionar plenamente (Cubas et al., 2019; Keyes, 2006). En 2004, Reid realizó un estudio con adolescentes estadounidenses, encontró que la autoestima y el autoconcepto predecían mejor el bienestar psicológico de los hombres que de las mujeres, así como su armonía interpersonal. (Reid, 2004). Por otro lado, Dumont y Provost (1999) afirmó que una autoestima alta en adolescentes, se asocia con una percepción menos negativa del estrés cotidiano ya que, los jóvenes con una autoestima elevada, disfrutan más de las experiencias positivas y son más eficaces en el afrontamiento de las experiencias negativas, generando respuestas más adaptativas tras un fracaso (Dodgson y Wood, 1998; Sánchez et al., 2011; Tashakkori, Thompson, Wade y Valente, 1990). También perciben tener una menor responsabilidad ante un feedback negativo que aquellos que cuentan con una autoestima más baja (Campbell y Fairey, 1985; Jussim, Yen y Aiello, 1995), ya que tienden a realizar atribuciones de forma más controlable (Godoy, Rodríguez Naranjo, Esteve y Silva, 1989) y se muestran más persistentes ante las tareas  (Sommer y Baumeister, 2002), realizan una mayor planificación de las respuestas en el ámbito académico (Gázquez, Pérez, Ruiz, Miras y Vicente, 2006) y obtienen  niveles superiores (Lerner et al., 199; Rokka et al., 2019).

En cuanto al autoconcepto, su mantenimiento en el ámbito académico favorece una mejor percepción de autoeficacia y el uso de mejores estrategias de aprendizaje, las cuáles facilitan un procesamiento profundo de la información (García et al., 2010; Gargallo, Garfella, Sánchez, Ros y Serra, 2009; Núñez et al., 1998). En cuanto a las relaciones interpersonales, los adolescentes con una alta autoestima se muestran menos susceptibles a la presión de los iguales (Zimmerman, Copeland, Shope y Dielman, 1997), obteniendo mejores impresiones por parte de éstos (Robins, Hendin y Trzeniewski, 2001) y se muestran más cercanos (Filippoe et al., 2018; Neyer y Asendorpf, 2001). 

Cuando los jóvenes con menor autoestima se exponen ante una situación de fracaso, llevan a cabo un afrontamiento menos eficaz. Así, tienden a sobregeneralizar los fracasos (Kernis, Brockner y Frankel, 1989) y dirigen sus conductas a evitar las emociones negativas que éstos les producen (Park y Maner, 2009). Crocker y Wolfe (2001) afirman que desde edades tempranas la persona aprende respuestas de evitación ante experiencias que le generan emociones negativas, lo que genera que puedan llegar incluso a tener dificultades para afrontar eficazmente estas situaciones, provocando que los posibles fracasos se repitan, retroalimentando así una baja autoestima. Este hecho, contribuye a que las conductas se enfoquen a satisfacer la autoestima pese a que otras acciones le puedan resultar más satisfactorias. 

El presente estudio se propuso examinar la influencia existente entre el autoconcepto y la autoestima en el bienestar psicológico de adolescentes españoles con el fin de aunar conocimientos acerca de estas variables puesto que seria de gran utilidad para la promoción del desarrollo personal de este colectivo.

Objetivo general

Objetivos específicos


Método

Se ha llevado a cabo una revisión sistemática de los estudios cuantitativos empíricos que examinan la relación que guarda la autoestima y el autoconcepto con el bienestar psicológico de adolescentes españoles. La búsqueda considera todos los estudios disponibles desde el 2010 hasta noviembre de 2020. Para ello se ha realizado un análisis exhaustivo de la literatura en las bases de datos PubMed, Dialnet, EBSCO y 1findr.

El proceso de selección de los artículos que se ha seguido es: 1) buscar en cada base de datos (PubMed, Dialnet, EBSCOhost y 1findr) aplicando los términos (ej. “self esteem AND spanish adolescents”); 2) rechazar los documentos pertenecientes a libros, resúmenes, revisiones, notas, editoriales de cada base de datos; 3) revisar los títulos y los resúmenes de las bases de datos con el objetivo de eliminar los duplicados; 4) finalmente, examinar el texto completo de cada artículo para seleccionar la batería definitiva. 

Los términos de búsqueda que se han utilizado en PubMed fueron: “self esteem AND spanish adolescents” con un total de 1270 resultados de los cuales se usaron 4 artículos; “self concept AND spanish adolescents” con un total de 1124 resultados de los que se utilizaron 3; “self esteem AND teenagers AND spanish” con un total de 1240 resultados de los que se usó 1.

En el caso de Dialnet se usaron los siguientes términos: “autoestima y adolescentes españoles” con un resultado de 768 de los que se usaron 2; “autoconcepto y adolescentes españoles” con un total de 88 resultados de los que se utilizaron 1.

Con respecto a EBSCOhost los términos que se utilizaron fueron: “self esteem IN adolescence spanish” con resultado 36995 de los que se usaron 3; “self esteem AND sex difference IN adolescence spanish” con 54301 resultados de los que se utilizaron 2; “self esteem AND adolescents spanish” con un total de 115 de los que no se utilizó ninguno; “self concept AND adolescents spanish” con un total de 94 resultados de los que no se usó ninguno.

Por último, en 1findr las palabras clave utilizadas fueron: “self esteem AND spanish adolescents” con un total de 148 de los que se usaron 5; “self esteem AND spanish students” con resultado de 165 de los que se utilizaron 3; “self esteem AND sex difference IN spanish adolescents” con un resultado de 812 que se usaron 4; “self esteem AND spanish teenagers” con un resultado de 20 artículos de los que se utilizaron 1; self esteem AND sex difference IN spanish teenagers”, con un resultado de 103 de los que se escogieron 4; “self concept AND spanish teenagers”, con un resultado de 19 de los que se escogió 1.

Por ende, los estudios que fueron potencialmente relevantes dentro de los criterios a seguir, han sido 33, de los cuales 27 están en ingles y 6 de ellos en español. Los artículos duplicados encontrados durante el análisis de las diferentes bases de datos fueron 14 estudios.

Los criterios de inclusión que se han seguido son: Estudios cuantitativos empíricos, transversal en sección, prospectivo, longitudinal de cohortes y diseños de casos y controles, participantes de edades comprendidas entre los 10 y los 20 años de nacionalidad española y escolarizados, estudios en ingles y en castellano, con una muestra mínima de 50 participantes.

En cuanto a los criterios de exclusión: el lugar de realización del estudio descartando estudios enfocados en adolescentes internacionales, artículos relacionados pero que utilizan una perspectiva médica en su estudio, comentarios, libros, artículos de opinión y congresos, estudios cualitativos empíricos, participantes que tengan enfermedades crónicas, físicas o psicológicas, personas con diversidad funcional.

Instrumentos

Las escalas más utilizadas en los diferentes estudios son La Escala de Autoestima de Rosenberg, la Escala Autoconcepto Forma 5 (AF5) y el Self Description Questionnaire (SDQ-2).

La escala de autoestima de Rosenberg, fue creada en 1965 por M. Rosenberg. Es una escala de tipo Likert que consta de 10 ítems con 4 opciones de respuesta; desde extremadamente de acuerdo (4) a extremadamente en desacuerdo (1). 5 de sus ítems son directos y 5 inversos (3,5,8,9,10), donde cada uno de ellos es una afirmación sobre la valía personal y la satisfacción con uno mismo. La puntuación mínima que puede alcanzarse es 10 y máxima de 40. La escala mostró alta fiabilidad; correlaciones test – retest en el rango de 0,82 hasta 0,88. Esta escala ha sido ampliamente analizada ya que se considera una de las mejores medidas de autoestima global. El análisis de su consistencia interna ha mostrado que esta escala es internamente consistente tanto en muestra de adolescentes (Francis y Wilcox, 1995; Hagborg, 1996; McCarthy y Hoge 1982), como de estudiantes universitarios y adultos (Dobson, Guoudy, Keith y Powers, 1997).

Por otro lado, la Escala de Autoconcepto Forma 5 (AF-5) fue creada en 1999 por García y Musitu. Es una escala de tipo Likert que admite 11 posibilidades de respuesta, donde 0 es nunca y 10 es siempre, consta de 30 ítems que evalúan diferentes aspectos del autoconcepto en niños, adolescentes y adultos en diferentes vertientes, lo social, lo académico, profesional, emocional, familiar y físico con 6 ítems cada una (García y Musitu, 2014). Su coeficiente de consistencia es de 0,84.

El siguiente más utilizado es el Self Description Questionnaire (SDQ-2) fue desarrollada por Marsh en 1899. Consta de 102 ítems, aunque existe una versión abreviada que consta de 51 ítems, supone una de las medidas multidimensionales del autoconcepto más utilizadas en la investigación y considerada entre las mejores en términos de propiedades psicométricas y validez de constructo. Presenta 11 dimensiones de autoconcepto, en primer lugar, las académicas que son la verbal, matemático y académico general, y siete dimensiones no académicas que engloba, la habilidad física, la apariencia física, las relaciones con el mismo sexo, relaciones con el sexo opuesto, relaciones con los padres, sinceridad- veracidad y la estabilidad emocional. Las estimaciones de confiabilidad de consistencia interna se encuentran entre el 0.80 y el 0.90 (Bodkin- Andrews, Ha, Craven y Yeung, 2010).

Los cuestionarios o escalas que aparecen en los estudios de esta revisión que no se repiten como los anteriormente mencionados son el Cuestionario de Autoestima de Coopersmith, el “Culture Free Self- Esteem Inventory” de Battel, el “Self- Concept Evaluation Scale for Adolescents” (ESEA2), el “Physical Self-Perception Profile” (PSPP), el Cuestionario de Autoconcepto Físico (CAF), el “Physical Self- Questionnaire” (PSQ) y el “The Mind- Wondering Questionnaire” (MWQ).


Resultados

El estudio consta de un total de 34.825 sujetos participantes en las 33 investigaciones seleccionadas, siendo el 49,6% hombres y un 50,4% mujeres. De los treinta y tres artículos, todos indicaron que los participantes eran adolescentes. El participante más joven tenia 10 años mientras que el mayor tenia 21 años. Las edades más estudiadas en las diferentes publicaciones comprendían el rango de edad de 14 a 16 años. 

Veintitrés estudios (69,7%) analizaban la autoestima y otros nueve artículos (27,3) se centraba en el autoconcepto. Solamente un análisis se centró en las dos variables juntas.

Algunos autores (Fernández, Grao, Nuviala y Pérez, 2014) muestran que un bajo autoconcepto conlleva una baja inactividad tanto física como psicológica y que esto afecta tanto a la satisfacción personal como a llevar una dieta equilibrada. Resultados que coinciden con las investigaciones de Monks, Ortega y Rodríguez, (2015) que afirman que la vida sedentaria afecta negativamente a la autoestima y debilita la dedicación a fortalecer el autoconcepto. Contreras y Cuevas (2019) muestran como el aumento de la actividad física produce un efecto positivo indirecto sobre la autoestima, al igual que Gómez y Ortega (2016) que confirman que el deporte y la autoestima correlacionan positivamente. Castillo, Queralt y Molina (2011) afirman que la autoestima se relaciona positivamente con una mayor vitalidad y esto aporta mayor iniciativa para realizar actividades físicas. Respecto a la relación que guarda con el autoconcepto, Revuelta, Esnaola y Goñi (2016), concluyen que la actividad física junto a este constructo, influyen bidireccionalmente siendo los hombres aquellos que tienen mejor concepto de si mismos frente a las mujeres y que además estos, muestran mejores habilidades motrices que ayudan al mantenimiento de un autoconcepto positivo.

En cuanto al rendimiento escolar, Gómez, Ortega y Romera (2016) afirman que en este ámbito se debe empoderar al educando realizando intervenciones periódicas, debido a que muestran un nivel de autoestima más baja en comparación con adolescentes de otros países, argumentación en la que están de acuerdo Castillo, Chinchilla, Lourenço y Onetti (2019) que realizaron una comparación con los estudiantes adolescentes de Portugal. Estos autores afirman que los puntajes en las escalas de los españoles, aportan datos significativamente más bajos. Castillo, Fernández y Onetti (2019) en su estudio aprecian diferencias significativas en cuanto al autoconcepto de los adolescentes en la transición escolar, mostrando que los que cursan secundaria, cuentan con niveles más bajos de autoestima que los alumnos de primaria. Castejon, Golar, Miñano y Veas (2016) coinciden en estos resultados debido a que en su muestra afirman que existe un bajo rendimiento asociado a una baja autoestima de los adolescentes en edad escolar avanzada, al igual que la investigación realizada por García, García, Serra y Zacarés (2018) que reconocen que en la adolescencia tardía, se encuentran niveles más bajos de autoestima, esto genera que los adolescentes dejen de confiar en sus capacidades y se desmotiven provocando sensación de frustración por sus experiencias de fracaso, y haciendo del éxito atribuciones externas y  de los fracasos atribuciones internas, lo que tiende a empeorar su autoconcepto con un alto coste emocional. La totalidad de los estudios empíricos que asocian la autoestima y el autoconcepto con el rendimiento académico afirman que los padres y los docentes son una gran fuente de influencia para el alumnado.

Otro de los aspectos analizados es el adecuado uso de Internet, diferentes autores han mostrado que una baja autoestima y un autoconcepto negativo correlaciona positivamente con el uso inadecuado de las redes sociales. Amigo, Errasti y Villadangos (2019) fueron los que basaron su trabajo en la relación del autoestima con el uso o abuso de redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram, en este estudio, mostraron que los usuarios que tienen una autoestima más baja, son aquellos que realizan conductas más compulsivas en las redes sociales y los que mayor tiempo invierten para su propia aceptación. Los resultados también indicaron que existe una relación significativa entre el nivel de autoestima que presenta el sujeto y el nivel de adicción a internet siendo los sujetos con mayor autoestima los que menos abusan de la red.

En el ámbito familiar, existe un consenso en cuanto a las revisiones realizadas, autores como García, García, Serra y Zacarés (2018) argumentan que los resultados de los adolescentes de familias más autoritarias o negligentes, tienen una menor autoestima, coincidiendo con Ferradas, Freire y Regueir (2019) siendo las vivencias negativas en el hogar un determinante que contribuye a una autodefinición y autovaloración negativa del adolescente, ya que es frecuente que quienes han vivido en un ambiente hostil, desarrollen una autoestima y un autoconcepto deficiente. 

Respecto a las víctimas de abuso sexual, los estudios abordados como los de Acosta, Checa, Matheo y Parron (2019) muestran diferencias significativas entre los sujetos con y sin historia de abuso sexual en cuanto a su autoestima, teniendo las victimas de dicho abuso, una baja autoestima y una autovaloración negativa de si mismos, este hecho está asociado a la vulnerabilidad que la victima ha experimentado en el abuso. Por otro lado, Monks, Ortega y Sánchez (2015) argumentan que la victimización cultural tiene un efecto negativo sobre la autoestima y sobre el estado emocional del adolescente. 

Por ultimo, respecto al género, existen discrepancias, existiendo estudios que afirman no haber diferencias significativas entre géneros y niveles educativos dentro de la adolescencia (Galiana y cols., 2015) pese a que otros como Gómez, Mendoza y Piano (2016), Oliva, Parra y Sánchez (2017) entre otros, afirman que las mujeres tienen una autoestima con niveles alarmantemente más bajos respecto a los hombres. Se ha visto que las mujeres con baja autoestima sufren mayores episodios de ansiedad por la tensión que supone intentar mostrar una imagen de si mismas ideal con el objetivo de convencer de su valía a otras personas cuando en realidad, la imagen que guardan de ellas mismas es negativa. Este hecho genera una tendencia a una identidad frágil y poco estable además de ser algo cambiante y sufrir un sentimiento de vulnerabilidad ante la opinión de otros. 


Discusión y conclusiones

El objetivo principal de esta revisión sistemática se basó en identificar los estudios empíricos que relacionasen la influencia de la autoestima y el autoconcepto con el bienestar psicológico de los adolescentes. Estos términos, se han considerado ambiguos dentro del ámbito de la psicología y, por ende, un relevante objeto de estudio en diversas formulaciones teóricas e investigaciones empíricas (Góngora y Casullo, 2009; Ortega, Mínguez y Rodes, 2000) siendo constructos de interés clínico por su relación con cuadros psicopatológicos y, en general, con el bienestar psicológico de las personas (Vázquez, Vázquez-Morejón y Bellido, 2013). Las investigaciones seleccionadas relacionaban variables como la actividad física, el rendimiento académico, el uso de internet, la parentalidad y el abuso. 

Respecto a la actividad física, todos aquellos estudios que evaluaron a través del AF5 concluyen que practicar actividad física mejora el autoconcepto de la población general haciendo distinciones entre los géneros, lo que influye directamente en su bienestar psicológico. (Hortigüela y Pérez, 2015; Reguera y Gutiérrez, 2015; Hortigüela, Pérez y Calderón, 2016; Frutos de Miguel, 2018). Estos resultados ponen de manifiesto que adoptar estilos de vida activos son indicadores del bienestar psicológico tanto en las medidas de autoconcepto físico multidimensional como las autovaloraciones generales, permitiendo mejorar las autopercepciones de los adolescentes, un aspecto fundamental en una edad tan crítica y expuesta a continuas evaluaciones tanto internas como externas (Contreras y Cuevas, 2019). 

En base al rendimiento escolar se ha podido ver como la autoestima y el autoconcepto influyen directamente en el rendimiento académico pero que este depende de otras variables como pueden ser el sentido de competencia y el sentido de la autoeficacia entre otras. En esta línea, Carrera, Fuentes y Tomás, (2012) añaden que un determinante de la autoestima y del autoconcepto se puede encontrar en las experiencias de exito académico, una expectativa negativa acerca de la capacidad del adolescente, provocará un abandono en vez de una búsqueda de estrategias para superarlo (Gómez, Ortega y Romera, 2016).

En las investigaciones exploradas existe una evidencia global respeto a la influencia de la parentalidad puesto que este correlaciona positivamente con la autoestima tanto escolar como familiar. Teniendo una alta relación entre la percepción de desaprobación parental y la autoestima negativa. Los niños que se sienten rechazados por sus padres, especialmente por la madre, ven afectada su autovaloración. (Gómez, Muñoz y Haz, 2017). Se puede afirmar que “lo que los padres sientan, piensan y hacen por sus hijos y la forma en la que lo comunican, impacta en la manera en que los hijos se conciben a sí mismos” (Badury y Dantangnan, 2009). Esto es lo comúnmente denominado Efecto Pigmalión, desde el campo de la Psicologia, autores como Holloway, Park y Stone (2017) exponen en sus diferentes investigaciones que los padres se relacionan con la escuela en base a sus propias experiencias vitales ya qye existe una asociación positiva entre las expectativas y aspiraciones de los padres y sus resultados. Es importante resaltar que es el afecto, la confianza y la promoción de la autonomía, lo que hace que este efecto se convierta en positivo para los jóvenes (Urías, Valdéz y Wendlandt, 2016). Además, diferentes estudios muestran como el nivel de educación de los hijos está relacionado con la educación de los padres o con el capital cultural y social que posea cada familia (Sánchez y Valdés, 2016).

En cuanto al uso de internet, existe un consenso y es que una alta autoestima actúa como factor protector, ya que estos adolescentes pueden socializar sin la necesidad de ocultar su identidad o crear perfiles falsos para suplir sus carencias. Evitando de esta manera caer en el círculo vicioso que proponen algunos autores sobre el mal uso de internet (Amigo, Errasti y Villadangos, 2019). 

Por último, en cuanto a las diferencias de genero, se percibe una brecha resultado de factores que van desde disposiciones biológicas a la manera en que se socializan los niños, patrones de conducta deseados o esperados por parte de la sociedad, a esto se le suma el papel que desempeñan instituciones y mercados (Garaigardobil, Dará y Pérez, 2015).

Las implicaciones practicas que complementarían a la investigación realizada se basarían en hacer hincapié en el establecimiento de espacios de confianza y seguridad en los adolescentes para que las preocupaciones que posea, se traten desde una situación de confort, para ello, ayudaría el fomento de la comunicación entre familiares e iguales, dotando tanto al entorno como a la persona, de las suficientes herramientas con las que hacer frente a las situaciones que acontecen.

Respecto a las limitaciones de la revisión, es importante destacar que se trata de una investigación de tipo exploratorio y las generalizaciones que en ella se realicen, deben estar referidas a la misma en el rango de edad y contexto de donde se ha extraído inicialmente, aunque sin dejar de lado que se trate de una realidad extrapolable. Por otro lado, el rango de edad escogido cuenta con mucha amplitud y la adolescencia es un periodo de constante cambio. Una tercera limitación es que no se han tenido en cuenta factores como la transición de primaria a secundaria o a estudios superiores, esto puede afectar en cuanto al cambio de contexto del centro escolar y se precisaría de la ayuda de profesionales y familiares para que estos cambios no sean determinantes.

Sobre las líneas a futuro, sería importante determinar los condicionantes o las variables que influyen en que las mujeres tengan menores niveles de autoestima y autoconcepto en comparación con los hombres ya que puede estar relacionado con el nivel de autoexigencia, las presiones sociales o los cánones distorsionados existentes en la sociedad. También seria de vital importancia el establecimiento de programas para la orientación de padres y profesores en cuanto a la influencia de sus juicios, en el ámbito académico se deberían incluir en los aspectos curriculares de los docentes o en el departamento de orientación con el fin de contribuir al buen desarrollo personal del alumnado. En el ámbito familiar, dotando a los padres y posibles hermanos de herramientas para una adecuada comunicación afectiva.


Referencias

Acosta, J., Checa, F., Matheo, M.L. y Parrón, T. (2019). Self-esteem levels vs. global scores on the Rosenberg self-esteem scale. Heliyon, 5 (3), e01378. https://doi.org/10.1016/j.heliyon.2019.e01378 

Amigo, I., Errasti, J.F. y Villadangos, M. (2019). Emotional uses of Facebook and Twitter: its relation with empathy, narcissism, and self-esteem in adolescence.

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